sábado, 1 de septiembre de 2012

La llegada a casa...

Y llegamos a casa, ahora eramos tres. Esa primera noche fue horrenda, Agustín sólo lloraba y yo lo único que quería era volver a la clínica jajaja, el dolor de la cesárea era espantoso sobre todo cuando debía subir y bajar escaleras, pero de a poco iba disminuyendo.
Me costó harto aprender a mudarlo bien, cada vez era una odisea y terminaba agotada, adolorida, Agustín llorando, papá histérico, un caos. Pero me sentía tan feliz, era madre y lo había soñado por mucho tiempo.
Poco a poco fui aprendiendo técnicas de lactancia, poco a poco fui conociéndolo, sus llantos, su sueño, todo. Y cada vez me enamoraba más de él. Me parecía tan bello, tan hermoso.
Todo fue fluyendo con naturalidad, comía sano, trataba de dormir cuando él dormía, etc, todo lo que se aconseja en estos casos. Estuvimos muy bien cuidados.

El primer control que tuve que hacerle a mi bebé fue una ecografía renal porque en el último mes de embarazo se le detectó una pielectasia renal, la cual a los siete días de nacido ya había desaparecido.
Luego seguimos con su ombliguito que no quiso sanar solito, así que tuvimos que quemárselo con nitrato de plata, procedimiento ambulatorio nada complicado.
Además de eso todos sus controles fueron normales en todo aspecto. Jamás imaginamos lo que se nos venía. lo que nos tocaría vivir....

No hay comentarios:

Publicar un comentario